21 sept 2011

Todas las noches

Con el pelo recogido, y las rastas sueltas, llegándole hasta más de media espalda está ella. Con el pijama y boca abajo con el portátil. Se pone una rasta cómo bigote, le hace hace cosquillas. A su lado está el libro de geografía, ojeando y ojeando. Es un libro grueso, bastante grueso. Deja de observarlo, y se quita el clip de su oreja. Está esperando una dilata, pero, ya llegará, cada cosa a su tiempo. Se queda pensativa en la pantalla, jugando a un juego de hacer cócteles. No tiene nada mejor que hacer, así que es lo primero que se le ha ocurrido. Piensa en lo que hará después de cenar. Cómo siempre doblará su almohada, se recostará en ella, se tapará hasta la cintura con la manta, y estará con el ordenador, cómo todas las noches desde hace un buen tiempo. Observará su habitación mil y una veces hasta decidir cómo la rediseñará. Cambiar posters, un corcho... Muchas cosas, en unas paredes de las que ya no cabe casi nada. Hay tres bolsos colgados en el mango de la puerta. No le gusta llevar bolsos, le agobia, por eso le encantan los bolsillos. En el suelo hay más ropa que en el armario, tiene que arreglarlo pronto, si no, no se podrá pasar. En una estantería ve una cajita azul, la abre, y se encuentra papeles, muchos papeles. Toda la recopilación sobre HIM que hizo hará unos tres años. Una gran sonrisa recorre su rostro al ver eso. No se acordaba ya. Lo observa todo, y lo vuelve a observar, para ver cómo se aburría cuando tenía catorce. Investigar, eso es lo que le gusta. Saber cosas nuevas. Apaga el portátil y se va a cenar, para luego volver, cómo siempre.

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