18 sept 2011

Paseando por la oscuridad

Un día soleado, uno de tantos. Mantuvo su mirada en las nubes, en las viajeras nubes, que daban paso a un cielo azul y despejado, en el cual los rayos de sol cegaban bastante. No le gustan esos días, por eso se queda en casa hasta que cae la noche. Siempre veía  al anochecer a la chusma de la ciudad. Drogadictos y borrachos, en busca de algo más que tomar. Así que sabía ya exactamente que calles no tenía que pisar. Un alma solitaria más, en busca de algo que hacer para matar el tiempo que le sobra. Parándose cada equis pasos, mira hacia arriba. Un cielo sucio, contaminado por la luz, ni una estrella asoma, sólo la luna, cómo siempre. Al día siguiente hace lo mismo. Pero cambia algo de su rutina. Coge su coche y se va algo lejos de la ciudad. Aparca al lado de un camping y por poco se choca con un árbol. Rozó ligeramente la parte de atrás, y ya está. Se dirigió a los adentros del bosque, marcando la ruta por si acaso se perdía, o no sabía volver. Con una linterna iba abriéndose camino entre la oscuridad. Un bosque tenebroso, pero a la vez hermoso y vivaz. Oía a los búhos, dirigió la mirada hacia los ruidos y alumbró con la linterna a lo alto de un árbol. Ahí estaba, con esos ojos grandes y ahogados en la noche. Un búho con unos tonos amarronados, para camuflarse de otros animales en el bosque. En unos segundos alzó el vuelo, y se fue a otro árbol, más lejos de dónde estaba situado recientemente. Paseando por la oscuridad, decide andar unos pasos más. Un claro se abre ante sus pasos, rodeado de árboles que hacen contraste con la noche oscura. Siluetas deformes. Busca un sitio para extender la sábana, entre la maleza. La extiende suavemente, apaga la linterna, y mira hacia arriba. La noche que buscaba, por fin la ha encontrado. Miles de estrellas le revelan el universo, y un gran punto fijo, la luna, le observa cómo si fuera la única persona en la faz de la tierra. Con una sonrisa de satisfacción sigue allí, esperando y contemplando.
Abre los ojos, los pajarillos le despiertan bien entrada la madrugada, con el sol saliendo al horizonte. Significa que hay que irse. Sigue la ruta que marcó de buena noche, encuentra su coche cuidadosamente aparcado y se va. Dejando el bosque atrás. Pensando y pensando en pasear por la oscuridad.

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