1 oct 2011

Asciende al mundo de la realidad...

Y ahí se encuentra, en la entrada del parque de atracciones, pagando su entrada para poder disfrutar de una velada de soledad y tristeza. Sube a todas las atracciones que no le dan miedo, y se deja su preferida para el final, la noria. Ella sola, siendo rodeada por cientos de personas, se pone los cascos para escuchar deliciosa música, analizándola de cabo a rabo. Parece que hay mucha cola, y ahí espera, pasando el tiempo mientras escucha su incomprendida música. Un día nublado entre otros, pero sin que amenace la lluvia, tan sólo unas pequeñas nubes grises, que por suerte, desprenderían chispitas de agua, nada más grande. Mira hacia arriba, contemplándola, a una maquina tan gigantesca y hermosa, dando lentas vueltas, observando y observando sus alrededores, intentando rasgar el cielo grisáceo. Unas cuantas cabinas, siendo sujetadas por barras de metal, dejándolas a la suerte del viento. Llegó su turno, mientras veía subir a parejas o a familias a las cabinas, ella subía sola, cómo siempre. No le daba ninguna envidia, simplemente le gustaba la soledad, para poder concentrarse en sí misma y lo que siempre pasaba a su alrededor. Le gusta soñar, soñar mientras contempla la vida pasar. Así, su vida es más fácil de llevar, o al menos, ella lo piensa así. Se sienta en la cabina, mientras la noria sube y sube lentamente. Le esperaba un buen tiempo allí dentro, era una noria gigantesca, con tonalidades verdes, y un aguamar bastante llamativo. Para la música, y el silencio acecha. Mira por la ventana de la cabina, a la gente, tan pequeña, que parecen motas de polvo, cómo las que hay en su mesita de noche. Deja de contemplar el suelo, y mira hacia arriba. Unas nubes grises, cómo su mente. Ya no sabe que quiere hacer con su vida, por dónde tirar, que escoger. Todos los días es lo mismo. Hasta que un día llegue y no aguante más, y de la rabia que tiene dentro, estalle. Sabe que será así, sola y sin nadie más que ella misma. Han pasado muchas cosas durante este tiempo, que aún no ha sabido canalizar. Se queda estancada, sin saber que pensar y cómo actuar. Se acaba su viaje en aquella noria. Y su estancia en el parque se termina, su atracción preferida siempre se la deja para el final. Coge su bici aparcada fuera y se va hacia su casa. Esperando algo que nunca conseguirá.

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