12 ago 2011

Un día de tantos.

Pasan los días, sentada en su silla de escritorio, dando vueltas cual peonza, aburrida de la vida, se encuentra ella.
Se centra en uno de sus muchas fotos. ella de pequeña, con su abuelo cogiéndola en brazos. La estrella contra su pecho, y la abraza como si no hubiera mañana. Le echa mucho de menos. Deja la foto, coge su libreta y un bolígrafo y empieza a escribir, cayéndole diminutas lágrimas de sus tristones ojos. Una poesía, no es de escribir poesía, pero lo intentaba. Al final arrancó la hoja y la tiró a la basura, y volvió a intentar, pero esta vez con lo que se le daba decentemente bien. La prosa. Con un estilo simple y de gran vocabulario, empezó a escribir, y estuvo así un buen tiempo. Cuando acabó, cerró la libreta, la guardó en el mismo sitio del que la cogió, y dejó el bolígrafo en su sitio. Mientras pasaba el tiempo, encontró un viejo disco de Amaral, lo puso en el reproductor, y empezó a cantar cual estrella de la música. En su propia burbuja, aislada de cualquiera. Se sentó en la cama, cogió el móvil y ojeó sms's antiguos, recordando viejos tiempos. Aparecen, desaparecen, se quedan ahí. Son las 17:16 de la tarde, y coge el ordenador, para pasar su obra y tenerla ahí. Comienza a mirar fotos, fotos y más fotos, echando de menos muchas cosas. Empieza a mirar su habitación con la mirada desorbitada y perdida, sin rumbo fijo, aun que, parece pararse unos segundos en un trabajo, en el cual, hay bastantes fotos puestas, en busca de una en concreto, que le saca una sonrisa en cuanto la ve. No lo entiende, pensaba que no sentiría tal sensación, pero así fue, sonrió. Todos esos momentos fueron preciosos, pero pasó todo demasiado deprisa como para haberlo disfrutado al máximo. Al menos, se quedará con la experiencia. Cierra el ordenador, y baja a merendar algo. Con una sonrisa en la cara, la cual le ha alegrado el día, aun que sabe, que por la noche, estará peor.

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