11 ago 2011

Latidos.

¿Vas, vas a volver
al árbol en el que colgaron 
a un hombre por matar a tres?
Cosas extrañas pasaron en él, 
no más extraño sería
en el árbol del ahorcado reunirnos al anochecer. 


Suzanne Collins - Sinsajo


Siempre he creído que vivimos en un mundo de desigualdades, por decirlo de algún modo. Sensaciones, actos, que nos diferencian de los demás, pero creo que en el fondo somos iguales. Tenemos un fondo del que todas las personas disponemos, lo usemos o no de distinta manera, eso es a elegir.
Por ejemplo, los latidos del corazón. Sentirlos en tu oído, y que de repente viajen por todo el cuerpo, reconfortándote, cómo si te sintieras en una burbuja, de la que solo tú puedes entrar y salir. Estar abrazados, o simplemente, apoyar la cabeza en el pecho de alguien y sentir su corazón latir. Es tan efímero, pero a la vez relajante...Nada puede despertarte. Escuchar los latidos, oído y pecho, formando un igual.


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