Tener esa leve sensación de que alguien te sigue por la calle, girarte disimuladamente y que tus ojos te digan que no hay nada ni nadie persiguiéndote.
Caminar por las callejuelas de aquel pueblucho, cuestas interminables llenas de lumbres que guían un camino por la penumbra de la noche, sin dejar visible el cielo oscuro moteado suavemente de estrellas.
Siempre sale a dar una vuelta a les tres de la mañana, congelándose por la plenitud de la noche, con la música bajita, mirando al suelo. Tiene esa costumbre desde hace bastante, pero siempre suele salir en días nublados y de humedad elevada, no le gustan nada las noches secas y por decirlo de alguna forma, sin sentimiento.
Una noche de pleno noviembre, el peor mes de el año. Echas de menos cuatro que ya no están, sobretodo a una de ellas.. Sentir como si su presencia estuviera presente, observándote sin cesar.
Haciendo memoria, de esa leve memoria de cuando tenía unos cuatro años y medio (es increíble que se acuerde de tardes enteras, especialmente con esa persona). En especial, echa mucho de menos a esa personita tan especial, aun que la conociera poco tiempo. No sé que pensaría ahora de ella, ni tan siquiera como se la imaginaría. Siendo él, le daría igual cómo fuera, la querría tal y cómo es. Esté donde esté, el viento y los recuerdos le llevarán hacia ella, cómo ahora mismo.
Desvaneciéndose en su mundo de sueños se despide de la presencia dedicándole un suave susurro de buenas noches. Y si no falla, esa presencia se quedará quieta, protegiéndola y observándola mientras duerme. Y mientras cierra sus ojos pardos, en su pensamiento se escucha un leve te echo de menos. Apagando completamente con la realidad.
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