26 nov 2011

Ironías

Con los cinco sentidos bien alerta se dirige a cazar. Pero no a cazar animales, a cazar un sentimiento que busca desde hace un tiempo. Se llama felicidad, siempre la pierde y nunca la encuentra. Por eso es el momento de darle caza. Borrón y cuenta nueva, aun que no es nada fácil, sabiendo que siempre piensa en la consecuencia de sus actos.
Llegó el momento... Sale a cazar algo que está en peligro de extinción, pero lo tiene que hacer, por su bien y por el bien de los demás. Aun que sabe que la vagueza le puede, hará todo lo posible por vencerla y salir a por ella. No le cuesta mucho, solo un universo de todo un poco. Con la ayuda de su gran amiga llamada modestia se abre camino. Sin ponerle pegas a nada, corre y corre hasta agotarse, tumbándose en un sitio del bosque lo bastantemente escondido para que nadie las encontrara.
Mirando de un lado a otro, disipa entre los árboles la felicidad. Ahora que está desprevenida y distraída, camina con sigilo hacia ella, en tres, dos, uno... En su sigilo algo le perturba, nunca sabrá si lo conseguirá del todo...

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