Me gustaría explayar todos mis odios y mis gustos, pero la lista sería interminable. Odio el color rosa, los pijos, los canis, los triunfitos Disney, la gente prepotente, los que van de listos, la risa falsa, los crepusculeros, los que siguen las modas estúpidas que parezca que no tengan personalidad alguna, odio a las hormigas y a los insectos diminutos en general, pánico a las abejas y avispas, odio la miel, el shushi, la col (puaj, que ascazo), el amarillo, odio llevar bolso, odio las cursiladas, también tengo odios que me caen bien (sí, es difícil de explicar, pero yo solita me entiendo), la gente que es muy pesada y no deja de preguntar la misma cosa en un cierto corto periodo de tiempo, y un gran etcétera. Quien lea esto puede que lo use para putearme, y sí, alguien lo hará, seguro.
Las cosas que me gustan son muchas, pero pondré de las que me acuerde, aun que puede venir una así, cómo un flash back, y toma, a escribir. Me gusta El Hombre Elefante (mi película preferida, y a parte la tengo que ver siempre aun que sea una vez por semana), Ville Valo, Matt Heafy y un laaaargo etcétera de ídolos que idolatro a más no poder, me gusta mucho el color azul y verde, no hacer la cama (¿para qué si te vas a volver a meter?), oler los libros, cocinar, mirar al horizonte, empanarme yo solita, estar en buena compañía, pasar momentos agradables con personas inolvidables, llevar siempre el DNI encima (by the case), escribir, cantar, hacer fotos cual subnormal, mirar a las estrellas, observar la luna, escuchar música hasta las tantas de la madrugada pensando y pensando hasta que apago el mp5 y cierro los ojos, soñar despierta, emparrarme en clase, hacer la puñeta (pero me controlo), los dibujos y películas infantiles, las series de televisión (eso no quiere decir que me gusten todas), y si se me ocurre algún me gusta, pues lo pongo.
Esta situación es bien extraña, los por qués de las cosas, pero lo que cuesta son las respuestas a esos por qués. Simplemente (cómo me encanta esta palabra) por que sí. Irse por las ramas para acabar diciendo cosas que no tienen que ver a cuento. Creo que esas cosas se complementan bastante bien, esa armonía existente entre dos cuerpos, pros y contras, contras y pros. Me encanta el momento de fusión, escribir por escribir, liberar el alma poco a poco, y así está.
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