21 nov 2011

Clarity

Silencios que se hacen eternos en un mar de preocupaciones. Como siempre la tinta de su bolígrafo es desgastada escribiendo todo lo que le gustaría que sucediera en un futuro, o lo primero que se le pasa por la cabeza y de una simple idea empieza a redactar folios y folios.
El bolígrafo empieza a mostrar los síntomas de su frecuente uso. El desgaste pasa por él, como por la persona que lo está utilizando en estos momentos.
Silencios que van aumento, sentimientos emergentes se hacen de notar y parece que estén ahí para quedarse un largo tiempo. Otros sentimientos sumergidos que contrarestan los demás, pero casi sin ninguna diferencia.
Ha dejado de hacer caso al bolígrafo y se centra en sí mismo, queriendo utilizarle pero sin saber cómo, y si alguna vez le hace caso solo escribe dos o tres líneas y deja el bolígrafo abandonado a su suerte, sabiendo que algún día se acabará del todo, sin vida, lanzándolo a la basura. No quiere que el bolígrafo se acabe así por las buenas, quiere que dure, si es mucho pedir, para siempre. Pero la realidad le dice que no, con tan solo dejándole aquella tinta, gravada en aquellos folios que un día estuvieron en blanco y ahora están manchados de ideas y sentimientos que un día sintió, y reaparecen ahora cada día.

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