Vivimos en una espiral plagada de incertudumbres y desdichas, condenados siempre a recaer. Lo más simple se vuelve complicado, y lo complicado más todavía. Donde un querer es poder se convierte en imposible.
Un mundo donde tu mejor psicólogo es la música, expresando palabra a palabra cada uno de tus sentimientos.
Mundos paralelos que se entrecruzan en uno mismo deseando no volver a hacerlo nunca más... Saber que nada es como antes, da igual, seguimos en las mismas. Con rayaduras o sin ellas, mejor sin ellas, hacer un esfuerzo. Podemos no recaer, el tiempo lo dirá, pero el destino manda. Echamos de menos cosas tan simples como una mirada, o un último aliento. Erramos, pero aprendemos, poco a poco.
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