- ¡Oh, cuán piadosa es la que me ha socorrido! ¡Y tú también, alma bienhechora, que has obedecido con tanta prontitud las palabras de verdad que ella te ha dicho! Con las tuyas has preparado mi corazón de tal suerte y le has comunicado tanto deseo de emprender el gran viaje, que vuelvo a abrigar mi primer propósito.
Ve, pues; porque una sola voluntad nos dirige. Tú eres mi guía, mi señor y mi maestro.
Así le dije; y en cuanto echó a andar, entré por el camino profundo y salvaje.
No hay comentarios:
Publicar un comentario