23 jun 2012

Sin límites perceptivos

La oscuridad apodera su frágil mente, mientras que los viejos recuerdos fluyen como el cauce de un río poderoso, y los nuevos van haciéndole más daño, mientras se lastima a sí misma, torturándose emocionalmente con recuerdos como sables que atraviesan su corazón, tristemente derramado como un vulgar vaso de agua. 
Fantasmas del pasado que se apoderan de ella, con los nuevos apagándose como un atardecer sin destino alguno. Todo vuelve a renacer, pero demasiado pronto, como siempre que intentamos hacerlo todo de nuevo... La suerte nunca acompaña a nadie, ni el azar, ni el destino. Esas tres cosas son la clave de una vida demasiado fácil, con muchas sorpresas por el camino que ni si quiera puedes saber si son buenas o malas.
Personalidades rotas, como los mecanismos de un reloj antiguo y olvidado a su suerte, azar y destino. Todo fluye, aunque sea de una forma poco agraciada. Si no sigue su curso, no tendría sentido alguno seguir con esto. Nadie está hecho el uno para el otro, aunque el presentimiento mande hacia tu favor, siempre habrá algún obstáculo que nos eche hacia atrás por el camino que con tanta ilusión seguimos. 
La llama tiene que apagarse algún día, pero siempre será demasiado pronto.




No hay comentarios:

Publicar un comentario